6. Una gran historia de amor
Estimados catecúmenos, en esta entrada podéis encontrar el texto completo del tema 6 titulado: Una gran historia de amor. Espero
que os sirva para reflexionar e integrar de manera progresiva la presencia de
Dios en vuestras vidas cotidianas.
QUÉ PRETENDEMOS CON ESTE TEMA...
1. Descubrir el valor de la Biblia para la Iglesia y la vida del cristiano
2. Conocer los libros que componen el Antiguo y el Nuevo Testamento
3. Identificar las grandes etapas de la Historia de la Salvación
4. Experimentar que Dios se dirige hoy a mí a través de los textos bíblicos
INTRODUCCIÓN
Antes que nosotros,
muchos hombres y mujeres de todas las edades han escuchado la palabra de Dios y
han encontrado en ella la luz para recorrer el camino de la vida. Como dice el
salmista: Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero (Sal 119, 105).
También hoy, nosotros
escuchamos a Dios que nos habla a través de los libros de la Biblia. La Biblia
o Sagrada Escritura narra la historia de lo que Dios ha hecho por nuestra
salvación; que se ha ido transmitiendo de palabra y por escrito de la Tradición
de la Iglesia hasta llegar a nosotros. Esta historia alcanza su plenitud en
Jesús, el Hijo único de Dios, enviado por el Padre para salvar a la humanidad.
La Biblia tiene su centro en Jesucristo, que es la palabra definitiva que Dios
dice a la humanidad.
Decimos que la Biblia
es Palabra de Dios porque él es su autor. Él ha inspirado a los diversos
autores que la han compuesto. El conjunto de sus 73 libros, redactados a lo
largo de diez siglos, se divide en dos partes:
- El Antiguo Testamento, que contiene la historia y la reflexión religiosa del pueblo de Israel y narra la promesa de Dios de establecer una Alianza y con la humanidad y enviar al Salvador.
- El Nuevo Testamento, que presenta la experiencia cristiana sobre el cumplimiento de las promesas de Dios en Jesús, muerto y resucitado por nuestra salvación.
Los textos de la
Biblia están escritos hace mucho tiempo, pero esconden verdades que hay que ir
descubriendo en compañía de la Iglesia. La historia de Abrahán, de Moisés o de
David, la vida de los primeros cristianos y, sobre todo, lo que Jesús hizo y
dijo, nos da a conocer quién es Dios y quiénes somos cada uno de nosotros.
Sin cesar, la Iglesia
encuentra en la Sagrada Escritura su alimento y su fuerza. Para la Iglesia la Biblia
no es solo una palabra humana, sino palabra de Dios; el Padre, que está en el
cielo, sale amorosamente al encuentro de sus hijos para conversar con ellos.
Hoy y siempre, Dios nos dirige una palabra a cada uno de nosotros. Por ello, el
cristiano debe leer la Biblia personalmente y, sobre todo, escucharla
piadosamente con los demás en comunión con la Iglesia, para descubrir qué es lo
que Dios le está diciendo hoy. Las celebraciones litúrgicas, especialmente la
misa, son el lugar más adecuado para leer y escuchar la palabra de Dios; Cristo
nos habla para que cada día y amemos más a Dios y a los hermanos.
Llamamos «Historia de la Salvación» y también «Historia
de la Alianza de Dios con los hombres» al proyecto o designio de Dios de
comunicar a todo hombre y mujer su a amor misericordioso, haciéndoles
participar de su propia vida. Dios llevó a cabo este proyecto entrando en la
historia humana, con obras y palabras, y sembrando en los corazones de todos
los hombres semillas de verdad y bien para ayudar a todos a alcanzar la
salvación. Con la venida del Hijo de Dios, Jesucristo, y el don del Espíritu
Santo, Dios cumple plenamente sus designios, que la Iglesia nos transmite y
explica a través de su Magisterio.
LA BIBLIA ESTÁ EN EL CORAZÓN DE NUESTRA FE
Dios ama a todos los
hombres como un Padre, los sacia de bienes y los llene de gracia de ternura. El
amor gratuito de Dios a los hombres se ha manifestado en la Historia de la
Salvación recogida en la Biblia, que la Iglesia nunca he dejado de narrar y que
los cristianos acogemos y vivimos con fe y gratitud.
- Esta historia nos recuerda que Dios ha creado el mundo y he dado al ser humano la vida. Él escogió a Israel para confiarle su designio de reunir en una familia a los pueblos de tierra dispersos por el pecado.
- Esta historia nos recuerda que Dios cumplió su promesa al enviarnos a su Hijo, nacido de la Virgen María, una mujer del pueblo de Israel.
- Esta historia nos recuerda que Jesús resucitado nos envió al Espíritu Santo; gracias a la acción de este Espíritu los creyentes podemos hoy, en la Iglesia, invocar a Dios como Padre y vivir unidos como hermanos hasta que el Señor vuelva.
- Esta historia continúa viva en todo lo que la Iglesia cree, celebra, vive y llora. En la Iglesia, el papa y los obispos nos ayudan, como maestros de la fe, a interpretarla fielmente.
EL MAGISTERIO. LA
IGLESIA NOS ENSEÑA LA FE
El señor dio a su iglesia la misión de transmitir el
mensaje de la fe. Prometió la asistencia del Espíritu Santo que le ayudaría,
para hacerlo con verdad. La Iglesia le corresponde escuchar, custodiar,
interpretar y transmitir la palabra de Dios, presente en la Sagrada Escritura y
la Tradición.
Por voluntad del Señor, el papa y los obispos ejercen un
Magisterio, que tiene la misión de enseñar a interpretar de manera auténtica el
mensaje de la fe. Sagrada Escritura, Tradición y Magisterio están tan unidos
que no pueden existir el uno sin los nosotros.
LA IGLESIA Y EL PUEBLO DE ISRAEL
La Iglesia de Cristo
ha recibido la Revelación del Antiguo Testamento por medio del pueblo
de
Israel, con quien Dios estableció la antigua Alianza. Los comienzos de su fe y
de su elección se encuentran ya en los Patriarcas, en Moisés y en los Profetas.
Del pueblo de Israel
procede, según la carne, Cristo, hijo de la Virgen María. Los mismos Apóstoles
nacieron del pueblo judío, así como muchísimos de aquellos primeros discípulos
que anunciaron al mundo del Evangelio de Cristo.
Gran parte de los
judíos no aceptaron el Evangelio, e incluso algunos se opusieron a su difusión.
No obstante, dice el apóstol Pablo que los judíos son muy amados de Dios porque
él no se arrepiente de sus dones ni de su elección. La Iglesia espera el día,
que solo Dios conoce, en que todos los pueblos invocarán al Señor con una sola
voz y le servirán como un solo hombre.
ISRAEL
Este es el nombre que,
según el libro del Génesis, Dios impuso a Jacob, hijo del patriarca Isaac.
Significa «fuerte frente de Dios». El pueblo elegido de Dios será llamado
pueblo de Israel o, sencillamente, Israel.
DIOS NOS ENSEÑA CÓMO PODEMOS ESCUCHARLE Y HABLAR CON ÉL
Para poder escuchar la
Palabra del Señor, contenida en la Biblia, necesitas hacer silencio. Piensa que
Dios te habla personalmente, que lo escrito en la Biblia es un mensaje que él
te dirige hoy a ti.
Al principio del día,
pide que Dios tenga la primera palabra y que tu primera palabra sea también
para Dios. Por la noche, habla con Dios y escúchale, así la última palabra del
día será igualmente de Dios y para Dios. También, durante el día, en medio de
tus ocupaciones, piensa en la palabra de Dios.
El mandamiento está
muy cerca de ti, en tu corazón y en tu boca para que lo cumplas (Dt 30, 14).
En los libros de la
Biblia Dios, que nos habla, nos enseña cómo podemos hablar con él. Como dice
San Agustín: «Tu oración es un coloquio con Dios. Cuando lees, Dios te habla;
cuando oras, hablas tu a Dios». Así, toda nuestra experiencia se convierte en
un diálogo con Dios que habla y escucha, que llama y mueve nuestra vida.
En el siglo V, san
Jerónimo dedicó parte de su vida a traducir la Biblia y descubrió que:
Ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo.
¿Nos habla Dios a través de la Sagrada Escritura?
Sí, Dios mismo nos
habla a través de la Sagrada Escritura; ella es verdaderamente Palabra de Dios.
UN MOMENTO DE
REFLEXIÓN... (preguntas para reflexionar íntimamente, no las contestes
inmediatamente, tómate tu tiempo para ello, pero muéstrate sincero/a)
1. (en elaboración)
2.
3.
4.
Pincha aquí para rellenar
el formulario donde están estas mismas preguntas.
Textos
extraídos de:
- CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA: Testigos del Señor. Editorial
EDICE, 2ª edición. Madrid, 2015.
- CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA: Sagrada Biblia. Biblioteca
de Autores Cristianos (BAC). Madrid, 2011.
* * *