14. Dios invita a la conversión por medio de los Profetas
Estimados catecúmenos, en esta entrada podéis encontrar el texto completo del tema 14 titulado: Dios invita a la conversión por medio de los Profetas. Espero que os sirva para reflexionar e integrar de manera progresiva la presencia de Dios en vuestras vidas cotidianas.
QUÉ PRETENDEMOS CONSEGUIR CON ESTE TEMA...
1. Descubrir la vocación y misión de los Profetas.
2. Dar gracias a Dios, que guía a su pueblo a través de los Profetas y definitivamente a su Hijo Jesucristo.
3. Vivir y celebrar nuestra misión profética y evangelizadora.
INTRODUCCIÓN
Dios hace surgir a los Profetas para seguir manifestando a los hombres sus designios de amor. Fueron Profetas Isaías, Jeremías, Ezequiel, Daniel, Elías y Eliseo, Miqueas, Amós y Oseas... El encuentro con él los colmó de alegría, pero, a menudo, la misión que el Señor les encomendaba les llenaba de temor. A veces sintieron la tentación de huir de Dios y no hablar en su nombre. Sin embargo, la palabra de Dios era como un fuego ardiente, cuya fuerza no podían resistir y les impulsaba hablar.
- Los Profetas denunciaron con vigor, incluso de los reyes, los crímenes cometidos contra la Señor: Solo tienes ojos y corazón para buscar tu propio interés y practicar la opresión y el atropello (Jer 22, 17).
- Los Profetas anunciaron a todos el juicio inminente de Dios para que, convertidos, volvieran a él: Vuelve, Israel, el Señor tu Dios, porque tropezaste por tu falta (Os 14, 2).
- Los Profetas amaron al pueblo de Israel e intercedieron ante el Señor por él: Señor, Dios, por favor, déjalo estar. ¿Cómo podrá resistir Jacob, siendo tan débil? (Am 7, 5).
- Los Profetas anunciaron, jubilosos, la Buena Nueva de la Salvación: Gritad jubilosos, habitantes de Sión, porque es grande en medio de ti el Santo de Israel (Is 12, 6).
- Los Profetas mantuvieron en el pueblo la esperanza de que Dios cumpliría la promesa de enviar al Mesías: Pero brotará un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz florecerá un vástago. Sobre él se posará el espíritu del Señor, espíritu de sabiduría y entendimiento, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de ciencia y temor del Señor (Is, 11, 1-2).
- Los Profetas arriesgaron su vida por realizar la misión que el Señor les había confiado, a pesar de la persecución, la calumnia incluso la condena a muerte por parte del pueblo: Hay que condenar a muerte a ese hombre. Ese hombre no busca el bien del pueblo si no su desgracia (Jer 38, 4).
- Los Profetas dan testimonio de la verdad, hablan en nombre de Dios. Por medio de ellos, Dios educa a su pueblo en la espera de una Alianza nueva y eterna para toda la humanidad. Los Profetas anuncian la redención del pueblo de Dios, la purificación de sus infidelidades, una salvación que incluirá a todas las naciones. Los pobres y los humildes del Señor mantendrán esta esperanza.
Esa palabra hebrea significa “vidente“. Así se
llamaba a las personas que predecían algo y a las que proclamaban alguna
verdad. En la biblia, los Profetas son hombres enviados por Dios al pueblo de
Israel para recordarle la Señor y anunciar la venida del Salvador. Dios hace
surgir Profetas en el tiempo oportuno: Isaías y Jeremías, por ejemplo, aparecen
para invitar a la conversión. Ezequiel y Daniel, para reavivar la esperanza en
Dios y consolar al pueblo en el destierro. También hoy Dios suscita Profetas en
su Iglesia: hombres y mujeres providenciales que fortalecen y avivan nuestra fe
en Jesucristo Salvador.
LOS ÍDOLOS
Los Profetas recuerdan a Israel la fidelidad que
debe a Yahvé y la necesidad de abandonar los ídolos paganos. Cuando se deja de
servir a Dios es más fácil convertirse en esclavo de las realidades creadas,
los ídolos: dinero, dominar al prójimo, poder, placer, envidia, odio, cumplimiento
externo de la ley… Siguiendo estos ídolos se abandona al Dios único; sólo él
merece nuestra confianza.
Como los Profetas,
Jesús anuncia la necesidad de cambiar de vida para poder participar del reino
de Dios. Proclama que el Padre ofrece su amor a todos, especialmente a los
pobres, los oprimidos y los afligidos.
Espontáneamente,
la multitud le otorga el título de Profeta anunciado por la Escritura:
La gente entonces, al ver el
signo que había hecho, decía: “Este es verdaderamente el Profeta que va a venir
al mundo” (Jn 6, 14).
Como los Profetas,
también Jesús sufre el rechazo y la condena a muerte. Sin embargo, en todos los
sentidos, Jesús es más que cualquier profeta, porque él es el mismo Hijo de
Dios hecho hombre, aquel al que los Profetas de Israel anunciaban como el Mesías
que tenía que venir:
En muchas ocasiones y de
muchas maneras habló Dios antiguamente a los padres por los Profetas. En esta
etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y
por medio del cual ha realizado los siglos (Heb 1,
1-2)
SOLO DIOS ILUMINA NUESTRO FUTURO
Muchas veces estamos
preocupados por nuestro porvenir: “¿Qué me va a suceder? ¿Cuál será mi destino?
Mi historia, ¿está escrita de antemano?”.
Algunos creen que
se puede adivinar mágicamente el futuro de las personas, pero los cristianos
sabemos que la superstición es una desviación del culto que debemos al verdadero
Dios.
El cristiano deposita su confianza sólo en
Dios. Él no es una especie de energía cósmica desquiciada, sino el Padre Todopoderoso
que nos trata como hijos y cuida de nuestras necesidades y de nuestro futuro. Seré para vosotros un padre,
y vosotros seréis para mi hijos e hijas (2 Cor
6, 18).
A solas con Dios,
los Profetas extraen luz y fuerza para su misión. En la plegaria, a
veces combaten contra sí mismos o se quejan ante Dios. Pero en su oración
siempre hablan confiadamente con Dios, Señor de la vida.
Me sedujiste, Señor, y me
dejé seducir; has sido más fuerte que yo y me has podido. He sido a diario el
hazmereír, todo el mundo se burlaba de mí. Pensé en olvidarme del asunto, en no
volver a hablar en su nombre; pero había en mis entrañas, fuego, algo ardiente
encerrado en mis huesos (Jer 20, 7.9)
En el siglo XVI, San Juan de la Cruz expresa de manera luminosa que Cristo, el hijo de Dios hecho hombre, es la Palabra única, perfecta insuperable del Padre.
Porque en darnos, como nos dio a su Hijo, todo nos
lo habló junto y de una vez en esta sola Palabra; porque lo que hablaba antes
en parte a los Profetas ya lo ha hablado todo en él, dándonos el Todo, que es
su Hijo.
¿Por qué debemos adorar sólo a Dios?
Debemos adorar sólo Dios porque sólo él ha creado todo lo que existe por amor a nosotros; es el garante de nuestra libertad y la medida de todo lo que es bueno y auténtico.
Debemos adorar sólo Dios porque sólo él ha creado todo lo que existe por amor a nosotros; es el garante de nuestra libertad y la medida de todo lo que es bueno y auténtico.
UN MOMENTO DE REFLEXIÓN... (preguntas para reflexionar íntimamente, no las contestes inmediatamente, tómate tu tiempo para ello, pero muéstrate sincero/a)
- ¿Cuál fue la misión fundamental de los Profetas?
- ¿Jesús es también un Profeta?, ¿por qué?
- ¿Existen en la actualidad ídolos, o eso es cosa del pasado?, en caso afirmativo ¿podrías nombrar a alguno de ellos?
- ¿Por qué debemos adorar sólo a Dios?
Pincha aquí para rellenar el formulario donde están estas mismas preguntas.
Textos lierales extraídos de:
- CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA: Testigos del Señor. Editorial EDICE, 2ª edición. Madrid, 2015.
- CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA: Sagrada Biblia. Biblioteca de Autores Cristianos (BAC). Madrid, 2011.
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