4. Venid, aclamemos al Señor
Estimados catecúmenos, en esta entrada os presento el tema 4 completo titulado: Venid, aclamemos al Señor. Un año en la vida del cristiano. Espero que os sirva para reflexionar e integrar de manera progresiva la presencia de Dios en vuestras vidas cotidianas.
INTRODUCCIÓN
ALFA Y OMEGA
UN MOMENTO DE REFLEXIÓN... (preguntas para reflexionar íntimamente, no las contestes inmediatamente, tómate tu tiempo para ello, pero muéstrate sincero/a)
Para facilitarnos el cumplimiento de nuestro deber de amar a Dios y de orar
pública y comunitariamente, la Iglesia ha establecido el Año litúrgico: domingo
tras domingo, durante todo el Año, los cristianos celebramos la obra de
salvación que Jesucristo ha realizado a favor de la humanidad. La máxima
solemnidad del Año litúrgico es la celebración de la Pascua de Resurrección.
Empezamos el recorrido por el Año litúrgico en el tiempo de Adviento, viviendo la esperanza en el Señor que viene.
Son las cuatro semanas que preceden a la Navidad.
El tiempo de Navidad se extiende
desde el 25 de diciembre hasta el domingo después del 6 de enero, día en que se
celebra la fiesta del Bautismo del señor.
El 6 de enero se celebra la solemnidad
de la Epifanía. Conmemoramos el acercamiento decisivo de Dios a todos los
hombres en Jesús, el «Emmanuel», que significa «Dios con nosotros».
El tiempo de Cuaresma comienza
el Miércoles de Ceniza y comprende
cuarenta días que nos preparan para la celebración de la Pascua. Es un periodo
para purificar nuestro corazón y cambiar nuestra conducta, que termina en la
Semana Santa.
Sigue el Triduo Pascual, que es
la culminación de todo el Año litúrgico. Comienza el Jueves Santo, día en el que celebramos la institución de la
eucaristía, y día del sacerdocio y de la entrega del Mandamiento del amor
durante la última cena que Jesús celebró con los Apóstoles. El Viernes Santo la Iglesia conmemora la
Pasión y Muerte del Señor. El Sábado
Santo meditamos estos misterios junto al sepulcro de Jesús. Después, en la Vigilia Pascual y en el gran domingo de
solemnidad de Pascua de Resurrección,
celebramos la Resurrección de Cristo
El tiempo de Pascua es el
periodo de cincuenta días que comienza con la Octava de Pascua y termina el domingo de Pentecostés. El domingo de Pentecostés conmemoramos el
envío del Espíritu Santo sobre los Apóstoles y la manifestación de la Iglesia.
El tiempo ordinario es el tiempo
litúrgico destinado por la Iglesia a profundizar en lo que Jesús hizo y dijo
para salvar a la humanidad. Dura 33 o 34 semanas, durante las cuales la
comunidad de bautizados es llamada a profundizar en el Misterio pascual y a
vivirlo en el desarrollo de la vida cotidiana.
La solemnidad de Jesucristo
como Rey del Universo, tiene lugar
en el último domingo de este tiempo. A largo del año la Iglesia, en fiestas y
memorias especiales, recuerda y venera a los santos y, sobre todo, a la
santísima Virgen María.
SALVACIÓN
Salvar alguien es sacarlo de un peligro o de un
mal, liberarlo del miedo o del olvido, alejarlo y protegerlo de la soledad, del
sufrimiento o de la muerte, dándole plenitud y felicidad para siempre. En la
Biblia Dios es siempre el salvador de su pueblo y el nombre de «Jesús»
significa «Dios salva». Jesús es el Salvador prometido y nos da la vida eterna:
Tanto amaste al mundo, Padre santo, que, al cumplirse la
plenitud de los tiempos, nos enviaste como Salvador a tu único Hijo (Plegaria eucarística VI). Creer
en Jesucristo es, por tanto, entrar en el camino que conduce a la vida
verdadera, que es la salvación del mal y de la muerte.
CRISTO ESTÁ CON NOSOTROS
Nosotros recordamos con alegría a las personas y las cosas buenas que nos
ofrece la vida. El pueblo de Israel recordó siempre con diversas fiestas el
amor que Dios le había manifestado al sacarlo de la esclavitud de Egipto y
conducirlo a la tierra prometida.
Durante todo el año, también los cristianos recordamos y damos gracias a
Dios por el amor tan grande que nos ha tenido al enviarlos a su hijo
Jesucristo, que está con nosotros todos los días, hasta el final de los tiempos (Mt 28, 20).
En la liturgia,
especialmente en la misa, Jesús nos entrega realmente su palabra, su vida, su
Muerte y su Resurrección. Por ello, durante todo el año no dejamos de celebrar
la eucaristía, palabra que significa «dar gracias», y continuamente damos
testimonio de la alegría del Señor resucitado.
LITURGIA
La
liturgia es la celebración del misterio de Cristo y en particular de su Pasión,
Muerte y Resurrección. Es la cumbre hacia la que tiende la acción de la Iglesia
y, al mismo tiempo, la fuente de la que emana su fuerza vital. A través de la
liturgia celebrada por su Iglesia, Cristo continúa la obra de nuestra
redención.
DÍA A DÍA, DE LA MANO DE LA
IGLESIA
La iglesia es una madre que nos acompañe el día, en todos los momentos de
la vida. Nos enseña a orar y a alabar a Dios en todo momento. En la Iglesia
somos bautizados, en la Iglesia recibimos la fe que ella ha conservado y transmitido
fielmente a través de los siglos. En la iglesia escuchamos la palabra de Dios y
aprendemos a vivir conforme ella. Mediante los sacramentos de la Iglesia nos edifica,
nos conforta y nos consuela. En la Iglesia están los santos, modelos de vida cristiana,
quienes con su vida nos enseñan a dejarnos amar por Dios. En la Iglesia se
celebra la eucaristía, en la que la entrega de Cristo se renueva y nos une en
un mismo cuerpo.
Ella también nos ayuda a caminar de forma justa y buena por el camino de la
fe: nos explica los Diez Mandamientos de la Ley de Dios, que Jesús vivió
enseño; nos recuerda las exigencias más profundas del ser humano, hecho a
imagen y semejanza de Dios. También, para ayudarnos a vivir como cristianos y
miembros suyos, nos indica algunas obligaciones fundamentales en los mandamientos de la Iglesia, que muestran que no hay virtud sin
esfuerzo, sin participación en la vida sacramental o sin lazos de solidaridad.
El cristiano vive muy unido a la Iglesia, pertenece a ella, que, como madre
y maestra, ama a sus hijos y los educa en la fe. El cristiano da gracias por la
Iglesia y pide por ella.
LOS CINCO
MANDAMIENTOS DE LA IGLESIA
1. Oír
misa entera todos los domingos y fiestas de guardar.
2. Confesar los pecados mortales al menos una vez
al año, en peligro de muerte y si se ha de comulgar.
3. Comulgar
al menos por Pascua de Resurrección.
4. Ayunar y abstenerse de comer carne cuando lo
manda la santa madre Iglesia.
5. Ayudar
a la Iglesia en sus necesidades.
SUYO ES EL TIEMPO Y LA
ETERNIDAD
En la Vigilia Pascual el sacerdote, mientras bendice el gran cirio que
representa Cristo resucitado, exclama:
Cristo, ayer y hoy, principio y fin, alfa y omega. Suyo
es el tiempo y la eternidad. A él la gloria y el poder, por los siglos de los
siglos.
Pronuncia estas palabras grabando sobre el cirio las cifras del año en que
se celebra la Pascua: Cristo es el Señor del tiempo, su principio y su
cumplimiento.
Por ello, la Iglesia vive y celebra la liturgia a lo largo del año,
comenzando por el primer domingo de Adviento y concluyendo en la solemnidad de
Cristo Rey, Señor del universo y de la historia.
Cada año, cada día y cada instante son momentos donde Cristo está presente.
En nuestra oración hacemos viva nuestra confianza en él, porque Jesús es el
Camino y la Verdad y la Vida (Jn
14, 6).
Son la primera y la última letra del alfabeto
griego, la lengua en la cual está escrito del Nuevo Testamento. Sería similar
al referirse en nuestro alfabeto a la «A» y a la «Z». El libro del Apocalipsis
utiliza esta imagen para hablar de Jesús como el principio y el fin de todas
las cosas (Ap 21, 6; 22, 13)
Existen desde siempre y vive para siempre. Él es
el Señor del mundo y de la historia que, el único al que debemos someternos
totalmente.
En el siglo II, san Ignacio, obispo de
Antioquía, señala que
seguir a Cristo es caminar con él en comunión con la Iglesia.
Donde está Cristo,
allí está la Iglesia universal.
¿Por
qué decimos que la Iglesia es nuestra madre?
Decimos que la
Iglesia es nuestra madre porque
ella nos hace
hijos de Dios por el bautismo,
nos alimenta con
el pan de la Palabra y de la eucaristía,
y nos ayuda a
crecer en la vida cristiana.
- Pendiente de elaboración
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Textos literales extraídos de:
CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA: Testigos del Señor. Editorial EDICE, 2ª edición. Madrid, 2015.
CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA: Sagrada Biblia. Biblioteca de Autores Cristianos (BAC). Madrid, 2011.
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