Oracional
Estas son las oraciones más comunes para un
cristiano, aquellas que la Tradición ha ido transmitiendo de generación en
generación y que la Iglesia reza hoy en día.
ORACIONES BÁSICAS
Señal De La Santa Cruz
La
señal de la santa cruz, que rememora la forma en que Cristo nos ha redimido,
acompaña al cristianismo desde su origen. Los primitivos cristianos utilizaban
con frecuencia este signo: al comienzo de la jornada, al entrar o salir de su
casa, antes de afrontar el martirio…
El
signo de la «gran cruz», según el cual la mano derecha va desde la frente a la
parte inferior del pecho y desde el hombro izquierdo hasta el derecho, es usado
a partir de los siglos V-VI. «Hacemos la señal de la cruz al comenzar la
oración, para que nos recoja e introduzca espiritualmente; concentra en Dios
nuestros pensamientos, afectos y deseos; después de la oración, para que
perdure en nosotros el don recibido de Dios; ante las tentaciones, para que nos
fortalezca. Frente a los peligros, para que nos proteja. En el acto de la
bendición, para que la plenitud de la vida divina penetre en nuestra alma…
Hacedla bien, con pausa, amplitud y conscientemente» (Romano Guardini).
Por
la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro.
En el
nombre del Padre
Y del
Hijo
Y del Espíritu Santo. Amén.
Padrenuestro
Al
recitar el padrenuestro damos gloria a Dios y le regamos por nuestras
necesidades y para obtener el perdón de los pecados. San Francisco de Asís pasó
una noche entera repitiendo: «Mi Dios y mi Todo». ¡El amor no tiene necesidad
de usar demasiadas palabras! «Padre mío, me abandono a ti. Haz de mí lo que
quieras. Sea lo que sea lo que hagas de mí, te lo agradezco. Estoy dispuesto a
todo, lo acepto todo con tal que tu voluntad se cumpla en mí y en todas tus
criaturas» (Charles de Foucauld).
Padre
nuestro, que estás en el cielo,
Santificado
sea tu Nombre;
Venga
a nosotros tu Reino;
Hágase
tu voluntad
en la
tierra como en el cielo.
Danos
hoy nuestro pan de cada día;
perdona
nuestras ofensas,
como
también nosotros perdonamos
a los
que nos ofenden;
no
nos dejes caer en tentación,
y
líbranos del mal.
Amén.
Gloria al Padre
El gloria es una fórmula de alabanza a las tres personas de
la Santísima Trinidad y un desarrollo de la fórmula bautismal trinitaria: Id,
pues, y hace discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del
Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Mt 28, 19).
Está históricamente comprobado que, en tiempo de san Benito
(siglos V-VI) su uso era habitual.
Gloria
al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
Por
los siglos de los siglos.
Amén,
Avemaría
El avemaría es la oración más
bella y conocida que el pueblo cristiano eleva a la Virgen María. Se divide en
dos partes: la primera es el saludo del ángel y de santa Isabel a la Virgen. La
segunda parte ha sido añadida por la Iglesia.
La
expresión central es «Jesús», e indica que la grandeza de la Madre es el Hijo.
Con el avemaría saludamos a la Virgen y le rogamos para conseguir el perdón de
los pecados, así como una buena muerte.
Dios
te salve, María, llena eres de gracia;
el
Señor es contigo.
Bendita
tú eres entre todas la mujeres
y
bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa
María, Madre de Dios,
ruega
por nosotros, pecadores,
ahora
y en la hora de nuestra muerte.
Amén.
ORACIONES
litúrgicas
Yo Confieso
Yo
confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros, hermanos,
Que
he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Por
mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa;
por
eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los
ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios nuestro
Señor.
Gloria
Gloria
a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.
Por
tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos,
te
glorificamos, te damos gracias,
Señor
Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso.
Señor,
Hijo único, Jesucristo.
Señor
Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre;
tú
que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros;
tú
que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica;
tú
que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros;
porque
solo tú eres Santo, solo tú Señor, solo tú Altísimo, Jesucristo; con el
Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
Credo o símbolo De Los Apóstoles
Este credo es el catecismo más antiguo utilizado por la
Iglesia desde el principio. Se acostumbra a enumerar doce artículos del credo,
simbolizando con el número de los doce Apóstoles, el conjunto de la fe
apostólica. Recitar con fe el credo es entrar en comunión con Dios Padre, Hijo
y Espíritu Santo.
Creo
en Dios, Padre todopoderoso.
Creador
del cielo y de la tierra.
Creo
en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor,
que
fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,
nació
de Santa María Virgen,
padeció
bajo el poder de Poncio Pilato,
fue
crucificado, muerto y sepultado,
descendió
a los infiernos,
al
tercer día resucitó de entre los muertos,
subió
a los cielos
y
está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso.
Desde
allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo
en el Espíritu Santo,
La
santa Iglesia católica,
La
comunión de los santos,
El
perdón de los pecados,
La
resurrección de la carne
Y la
vida eterna. Amén.
Credo o símbolo
Niceno-Constantinopolitano
Además del credo o símbolo de los Apóstoles, se recita el
credo o símbolo niceno-constantinopolitano, que sigue siendo todavía hoy el
creo común a todas las grandes Iglesias de Oriente y Occidente. Ambos son el
compendio de las principales verdades que todo cristiano debe conocer.
Creo
en un solo Dios, Padre todopoderoso.
Creador
del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.
Creo
en un solo Señor, Jesucristo.
Hijo
único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios
de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado,
no creado,
de la
misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho;
que
por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo,
y por
obra del Espíritu Santo se encarnó en María la Virgen,
y se
hizo hombre;
y por
nuestra causa fue crucificado e tiempos de Poncio Pilato;
padeció
y fue sepultado,
y
resucitó al tercer día, según las Escrituras,
y
subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre;
y de
nuevo vendrá con gloria a juzgar a vivos y muertos,
y su
Reino no tendrá fin.
Creo
en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida,
que
procede del Padre y del Hijo,
que
con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria,
y que
habló por los Profetas.
Creo
en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso
que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados.
Espero
la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.
Santo
Santo,
santo, santo es el Señor, Dios del universo.
Llenos
están los cielos y la tierra de tu gloria. Hosanna en el cielo.
Bendito
el que viene en nombre del señor. Hosanna en el cielo.
ORACIONES AL ESPÍRITU
SANTO
Invocación Al Espíritu Santo
Ven, Espíritu Santo,
ilumina
nuestros corazones
y llénalos con el fuego de tu amor.
Veni Creator
La
Iglesia invita a invocar al Espíritu Santo cada día. Sin su ayuda no se puede
pronunciar ni siquiera el nombre de Jesús (cf. 1 Cor 12, 3). «Creo en el Espíritu Santo», se afirma en el símbolo de
los Apóstoles. Él llevó a cabo la máxima manifestación del amor de Dios: la
Encarnación del Verbo en María. El Espíritu nos infunde la capacidad de
testimoniar a Cristo en la práctica de la caridad.
Ven,
espíritu Creador,
visita
las almas de tus fieles,
llena
con tu divina gracia,
los
corazones que creaste.
Tú, a
quien llamamos Paráclito,
don
de Dios Altísimo,
fuente
viva, fuego,
caridad
y espiritual unción.
Tú
derramas sobre nosotros los siete dones;
tú,
dedo de la diestra del Padre;
tú,
fiel promesa del Padre;
que
inspiras nuestras palabras.
Ilumina
nuestros sentidos;
infunde
tu amor en nuestros corazones;
y,
con tu perpetuo auxilio,
fortalece
la debilidad de nuestro cuerpo.
Aleja
de nosotros al enemigo,
danos
pronto la paz,
sé
nuestro director y nuestro guía,
para
que evitemos todo mal.
Por
ti conozcamos al Padre,
al
Hijo revélanos también;
creamos
en ti, su Espíritu,
por
los siglos de los siglos.
Gloria
al Padre,
y al
Hijo que resucitó,
y al Espíritu
consolador,
por
los siglos de los siglos.
Amén.
ORACIONES A MARÍA
Salve
Es
una de las oraciones más conocidas de la tradición cristiana: es el suspiro del
peregrino que va hacia la patria y siente la necesidad de un apoyo seguro
durante el camino. Recitando la salve, el alma se restaura y el corazón se
apresta a confiar en la «Madre de misericordia».
Dios
te salve, Reina y madre de misericordia,
Vida
dulzura y esperanza nuestra;
Dios
te salve.
A ti
llamamos los desterrados hijos de Eva;
a ti
suspiramos, gimiendo y llorando
en
este valle de lágrimas.
Ea,
pues, señora, abogada nuestra,
vuelve
a nosotros esos tus ojos misericordiosos;
y
después de este destierro, muéstranos a Jesús,
fruto
bendito de tu vientre.
¡Oh,
clementísima, oh, piadosa, oh, dulce Virgen María!
Bendita Sea
Tu Pureza
Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea,
pues
todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza.
A ti,
celestial princesa, Virgen sagrada María,
te
ofrezco en este día, alma, vida y corazón.
Mírame
con compasión, no me dejes, madre mía.
Amén.
Ángelus
Desde
hace muchos años, mediante el rezo del ángelus, la piedad cristiana quiere
recordar por la mañana, a mediodía y al atardecer, el misterio de la
Encarnación del Hijo de Dios y, al mismo tiempo, alabar a la Virgen como Madre
de Cristo y de la humanidad. Esta devoción se inició hacia el siglo X.
El
ángel del Señor anunció a María.
Y
ella concibió por obra y gracia del Espíritu Santo.
Dios te salve, María…
He
aquí la esclava del Señor,
Hágase
en mi según tu palabra.
Dios te salve, María…
Y el
Verbo de Dios se hizo carne.
Y
habitó entre nosotros
Dios te salve, María…
Ruega
por nosotros, santa Madre de Dios,
para
que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Oremos
Infunde,
Señor, tu gracia en nuestras almas,
Para
que los que hemos conocido, por el anuncio del ángel,
La
Encarnación de tu Hijo Jesucristo,
Lleguemos,
por los méritos de su Pasión y su Cruz,
A la
gloria de la Resurrección.
Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
Gloria al Padre…
Regina
Caeli (En Tiempo Pascual)
Reina
del cielo, alégrate, aleluya.
Porque
el Señor, a quien has merecido llevar, aleluya.
Ha
resucitado según su palabra, aleluya.
Ruega
al Señor por nosotros, aleluya.
Gózate
y alégrate, Virgen María, aleluya.
Porque
verdaderamente ha resucitado el Señor, aleluya.
Oremos
Oh,
Dios, que por la Resurrección de tu Hijo,
Nuestro
Señor Jesucristo, has llenado el mundo de alegría,
Concédenos,
por intercesión de su madre, la Virgen María,
Llegar
a alcanzar los gozos eternos.
Por
nuestro Señor Jesucristo.
Amén
Rosario
Del
rosario, «corona de rosas», es una reflexión orante sobre la vida de Jesús,
hecha con María, a través de determinadas secuencias evangélicas: «los
misterios».
Desde
hace siglos es una oración amada por numerosos santos y alentada por el
Magisterio de la Iglesia. Son muchos los hechos relacionados con la virgen que
se rememoran en la recitación del rosario. Cada uno de ellos nos deja
fascinados.
San
Juan Pablo II integró la dimensión cristológica del rosario introduciendo los
«misterios de Luz», centrados en algunos episodios de la vida de Cristo.
Ahora,
con mayor razón, se puede afirmar que el rosario es un «compendio del
Evangelio».
Misterios gozosos (lunes y
sábados)
1. La Encarnación del Hijo de
Dios
2. La visitación de nuestra
Señora a su prima santa Isabel.
3. El Nacimiento del Hijo de
Dios.
4. La presentación de Jesús en
el templo.
5. En Niño Jesús perdido y
hallado en el templo.
Misterios luminosos (jueves)
1. El Bautismo de Jesús en el
Jordán.
2. La autorrevelación de Jesús
en las bodas de Caná.
3. El anuncio del reino de
Dios invitando a la conversión.
4. La Transfiguración.
5. La institución de la
Eucaristía
Misterios dolorosos (martes y viernes)
1. La oración de Jesús en el
Huerto.
2. La flagelación del Señor.
3. La coronación de espinas.
4. Jesús con la cruz a cuestas
camino del Calvario.
5. La crucifixión y Muerte de
nuestro Señor.
Misterios gloriosos (miércoles y domingo)
1. La Resurrección del Hijo de
Dios.
2. La Ascensión del Señor a
los cielos.
3. La venida del Espíritu
Santo sobre los Apóstoles.
4. La Asunción de nuestra
Señora a los cielos.
5. La coronación de la
santísima Virgen como Reina de los cielos y tierra.
Oremos
Te
pedimos, Señor, nos concedas a nosotros, tus siervos,
Gozar
de la perpetua salud de alma y cuerpo,
Y por
la gloriosa intercesión de la bienaventurada siempre Virgen María,
Seamos
libres de las tristezas
presentes
y
gocemos de la eterna alegría.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
El rosario se puede concluir con las letanías de la Virgen
o con otra oración, como la siguiente:
Ruega por nosotros, santa Madre de Dios, para
que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro señor Jesucristo.
Letanías a la Virgen María
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad. Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos. Cristo,
óyenos.
Cristo, escúchanos. Cristo,
escúchanos.
Dios, Padre celestial. Ten misericordia de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo. Ten misericordia de nosotros.
Dios, Espíritu Santo. Ten misericordia de nosotros.
Trinidad Santa, un solo Dios. Ten misericordia de nosotros.
Santa María Ruega por nosotros
Santa Madre de Dios
Santa Virgen de las vírgenes
Madre de Cristo
Madre de la Iglesia
Madre de la divina gracia
Madre purísima
Madre castísima
Madre y Virgen
Madre sin mancha
Madre inmaculada
Madre amable
Madre admirable
Madre del buen consejo
Madre del Creador
Madre del Salvador
Virgen prudentísima
Virgen digna de veneración
Virgen digna de alabanza
Virgen poderosa
Virgen acogedora
Virgen fiel
Ideal de santidad
Morada de Sabiduría
Causa de nuestra alegría
Templo del Espíritu Santo
Obra maestra de la gracia
Modelo de entrega a Dios
Rosa escogida
Fuerte como torre de marfil
Casa de oro
Arca de la nueva Alianza
Puerta del cielo
Estrella de la mañana
Salud de los enfermos
Refugio de los pecadores
Consoladora de los tristes
Auxilio de los cristianos
Reina de los ángeles
Reina de los Patriarcas
Reina de los Profetas
Reina de los Apóstoles
Reina de los mártires
Reina de los confesores de la fe
Reina de las vírgenes
Reina de todos los santos
Reina concebida sin pecado original
Reina llevada al cielo
Reina del santo rosario
Reina de las familias
Reina de la paz
Cordero de Dios, que quitas
el pecado del mundo.
Perdónanos,
Señor.
Cordero de Dios, que quitas
el pecado del mundo.
Escúchanos,
Señor.
Cordero de Dios, que quitas
el pecado del mundo.
Ten
misericordia de nosotros.
Consagración
A María
¡Oh,
Señora mía, oh, madre mía!, yo me entrego del todo a ti,
y en
prueba de mi filial afecto, te consagro en este día mis ojos,
mis
oídos, mi lengua y mi corazón, en una palabra, todo mi ser,
ya
que soy todo tuyo, ¡oh, madre de bondad!,
guárdame
y protégeme como instrumento y posesión tuya.
Amén.
Bajo Tu
Amparo
Bajo
tu amparo nos acogemos,
santa
Madre de Dios;
no
deseches las súplicas
que
te dirigimos en nuestras necesidades;
antes
bien, líbranos siempre de todo peligro,
¡Oh, Virgen gloriosa y bendita!
Acuérdate
Acuérdate,
oh, piadosísima Virgen María,
Que
jamás se ha oído decir que ninguno
de
los que haya acudido a tu protección,
implorando
tu asistencia y reclamando tu socorro,
haya
sido abandonado de ti.
Animado
con esta confianza, a ti también acudo,
oh,
madre, Virgen de las vírgenes,
y,
aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados,
me
atrevo a comparecer ante tu presencia soberana.
No
deseches mis humildes súplicas,
oh,
madre del Verbo divino; antes bien,
escúchalas
y acógelas benignamente.
Amén.
OTRAS ORACIONES
Ángel De Dios
Esta oración, síntesis concisa de
otras más antiguas, es la expresión de la devoción de los fieles cristianos a
los ángeles custodios.
Ángel
de Dios,
Que
eres mi custodio,
Pues
la bondad divina me ha encomendado a ti,
Ilumíname,
guárdame, defiéndeme y gobiérname.
Amén
HAZ DE MI UN INSTRUMENTO DE TU PAZ
(San Francisco de Asís)
ORACIÓN PARA SALUDAR AL NUEVO DÍA
que me concedes, oh Señor,
dame mi parte de alegría
y haz que consiga ser mejor
Dichoso y, si al final del día
un odio menos llevo en mí,
si una luz más mis pasos guía
y si un error más yo extinguí.
Que cada tumbo en el sendero
me vaya haciendo conocer
cada pedrusco traicionero
que mi ojo ruin no supo ver.
Que ame a los seres este día,
que a todo trance ame la luz,
que ame mi gozo y mi agonía,
que ame el amor y ame la cruz. Amén
ORACIÓN PARA ANTES DE ENTREGARSE AL SUEÑO
Señor, Dios Todopoderoso: ya que con nuestro descanso vamos a imitar a tu Hijo que reposó en el sepulcro, te pedimos que, al levantarnos mañana, le imitemos también resucitando a una vida nueva. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.